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CALRVIAN
Vigués afincado en Santiago de Compostela, veinte y algunos y alguno que suponemos se irán dando. Suponiéndose que deba decir que llevo en esto de la escritura tiempo hacia atrás, solo me toca al respecto matizar que la obsesión por el lenguaje poético tiene ya su considerable poso luego de aquellos que me inspiraron e inspiran a lo que viene luego, que soy yo mismo y la arquitectura de lo que escribo en definitiva. De eso se trata, juego vitalicio cuyo compromiso inevitable a diario. Me habré venido en interesar en los territorios del surrealismo y la ruptura “dadá nihilista”, entre la espontaneidad del verso, en ocasiones roto en un malabarismo constante entre las posibilidades de la puntuación y la derivación, con la minúscula casi como credo, a la encriptación a través de la palabra como motor. A grandes rasgos, construcciones que se auto-gestionan muy narcisistas en un compás quizá semejante al del creacionismo poético. De ahí la invención léxica y la intención esteta de gran número de mías las afirmaciones, tarea de modelarme a través del verso, expiarme de un entorno que al caso será siempre él, el que guarda todo aquello que se origina; al tiempo ser yo mismo parte de la escenografía: real subjetivo, científico. Me habrán inspirado como modelaje literario probablemente en especial, gran número de autores que desde luego partiendo de la personalidad dejan su huella, del microcosmos literario y poético de Julio Cortázar, a la imaginería simbolista francesa donde Rimbaud o Apollinaire se estiran a personalidades de cuño surreal más acusado, no puedo olvidar por ello al propio André Breton, a Paul Éluard o a Benjamin Péret. De aquí que siguiendo esta senda plural, tampoco soslaye el malditismo de Antonin Artaud en ocasiones debilidad: autores que como Allen Ginsberg o Beckett, a medio camino entre lo hablado musicalizado, entre la plástica del verbo y cierto indeleble tono existencial. Lo pensado nada pensado. Como expectativa, ninguna, continuar en una senda de conceptos cuya vida es propia y al caso mi lenguaje, mi idioma. |